En este blog, hay de todo un poco... es un arroz con mango
En constante cons(des)trucción
sábado, 30 de julio de 2011
El gigante no deja de sorprender.
sábado, 11 de junio de 2011
Volver al pasado
Siempre se dice que la mejor época de un ser humano es cuando se es niño. Y razón no les falta. Cada vez que veo a un nene por la calle me entra esa nostalgia del pasado, ese cosquilleo por volver a ser un bebe otra vez. Me gustaría saber que se siente ser el mimado de la familia, una vez más. Pero bueno, el tiempo es muy cruel con nuestros deseos, y -así le roguemos a todos los santos y beatitas-, ya no podremos volver hacia atrás.
Los que tuvimos la suerte de tener una familia (casi) perfecta siempre recordamos esos momentos de viaje, de paseo a la playa, de reuniones familiares, de palomilladas con los primos, de las propinas de los tíos, y de muchas otras cosas más. Ahora, todo es al revés: ya no tienes tiempo para viajar, la playa ya no es la de antes, ya no hacemos palomilladas porque dicen que estamos viejos para eso, y mucho menos pedimos propina, porque la propina ahora nosotros tenemos que darla todos los fines de semana cada vez que nuestros queridos chibolos nos "pican" para el chocolate. Así es la vida, caballero nomás.
Lo bueno y lo malo....
Lo que más se extraña cuando un es niño es que no le hace falta nada ni se preocupa por nada. No existen los problemas de trabajo ni te estás preocupando por las cuentas por pagar. Lo único que tenías que hacer era estudiar, nada más. Y si a fin de año traías buenas notas... ufff !!!, la felicidad estaba asegurada.
Cuántas anécdotas que contar. En el colegio todo era chévere; los amigos, los partidos de fulbito, las bromas a los más lornas, los paseos, los tonos, y por supuesto, el viaje de promoción. Pero todo eso es buena onda, nada de malcriadez ni de travesuras. Eran otros tiempos. Antes, la diversión era un poco más sana; que yo recuerde, antes no había fiestas con perreo, no ibas a cabinas de internet a romperte el ojo con páginas XXX (simplemente porque el internet aun no llegaba al Perú), ni mucho menos "chateabas" con desconocidos que después resultaban ser tremendos secuestradores y violadores.
Esa es la parte negativa del internet; yo que soy un defensor convicto y confeso de la tecnología, debo de reconocer que debería existir un mayor control en el acceso a ese tipo de información.
Y para terminar, porque mis dedos ya sienten los estragos del frío -propios de la artritis y de los años-, me gustaría decir solamente una cosa: niños, niñas, ustedes que aún están en la etapa más linda de su vida, no la desaprovechen, estudien, hagan caso a sus padres, no pierdan esa inocencia propia de su edad. Escuchen los consejos de los grandes, ellos saben porqué lo dicen.
No estoy viejo, pero hablo como si ya lo fuera. No tengo canas (porque me las saco) ni tengo arrugas (porque me las plancho) pero algo de experiencia tengo. Tampoco tengo hijos, sin embargo con la cantidad de sobrinos que tengo me basta y me sobra para ir poniendo en práctica todo lo que les estoy contando. Pero el día que un heredero mío llegue a este mundo, ténganlo por seguro que trataré de darle mejor y haré hasta lo imposible porque se convierta en un hombre de bien. Y ojalá que no termine escribiendo blogs tan dramáticos como su sacrificado padre.
viernes, 20 de mayo de 2011
¿Fulbo o Julbo... o Fútbol?
¿Alguien me puede decir, cómo se llama ese deporte que se practica cada domingo en los estadios, donde dos equipos de once jugadores corren detrás de una pelota con el objetivo de anotar un gol?
Hasta hace un tiempo atrás, yo pensaba que ese deporte se llamaba FUTBOL o SOCCER; pero no, eso es otra cosa, es otro deporte. Es un espectáculo divertido, sin orden ni rumbo; es un movimiento alocado y sin sentido de seres humanos corriendo y pateando un balón, donde el único es objetivo es hacer renegar al fiel hincha dominguero, que cada semana junta su billete para ir a ver un deporte único en el planeta.
Lo que se juega en este país no se llama fútbol, es algo parecido, se asemeja, quiere igualarlo; pero no llega. Quiere, pero no puede. Lo que se juega en este país es fulbo, julbo, fubol; algo así. Es divertido - y desesperante a la vez- ver todos los fines de semana un partido de fulbo por la tele. Hasta el más paciente pierde la paciencia y hasta el más delicado se vuelve grosero. Es que da cólera !!!... Si no, que alguien me diga si alguna vez no han renegado por un partido de fulbo??. En mis experiencias personales, debo de decir que antes de ver un partido de fulbo tengo que respirar muy hondo y encomendarme al Todopoderoso para que durante esos 90 minutos yo no cometa ninguna burrada ni mis más profundos sentimientos soeces salgan a la luz. Y si la selección peruana juega ese día, pues me encomiendo el doble porque siento que mi pobre hígado me pide auxilio antes de tiempo.
Ir al estadio un domingo, o ver un partido de fulbo por la tele es para arrancarse los pelos o para recordarle toda la santa generación al árbitro y/o a esos pseudos delanteros que no pueden anotarle un gol ni al arco iris. Hace unos días estaba viendo un partido de FUTBOL por la tele, estaban jugando dos equipos europeos, por la Liga de Campeones. Dios mio!!, eso es FUTBOL, daban ganas de quedarse todo el día viendo ese espectaculo, era para aplaudirlo. Lamentablemente tuvo que llegar a su fin, y sin querer queriendo tuve que cambiar de canal, y me encontré -oh sorpresa !!- con un deporte algo parecido. Estaban jugando dos equipos del torneo peruano. Asu mare, dije yo, que tal comparación !!!!... No miento, durante la transmisión de ese espectáculo, me quedé dormido. Era una oda al bostezo. Era una patada al buen gusto. Era como mentarle la madre a tu mejor amigo. Y cuando desperté, gracias a Dios, ya había terminado. Es que, en otros países, juegan con ganas, juegan por amor a la camiseta, juegan por la gloria; juegan porque quieren ser grandes y que sus nombres queden grabados en las memorias de todos los hinchas. Acá, juegan sin ganas, juegan por amor al billete, juegan por obligación; juegan porque no tienen nada que hacer los domingos y para que sus nombres no queden manchados por la ociosidad ni la mediocridad (algo muy difícil de evitar en nuestro cochino y manchado mundo futbolero).
Yo sé que las comparaciones son odiosas; y que si nos comparan con cualquier otro torneo de fulbo, pues salimos perdiendo, y por goleada. Mejor nos ahorramos la vergüenza, y perdemos por walk over.
De algo hay que vivir...
Ya que nos tenemos que conformar con lo que hay, no podemos dejar de hablar de nuestros queridos equipos de fulbo. En este país, de más de 28 millones de sufridos ciudadanos, hay una infinidad de pintorescos y folclóricos equipos que luchan día a día por ser reconocidos en la TV. De los cuales, solamente 14 tienen ese "bendito privilegio" de jugar en nuestro balompié peruano. De esos 14 equipos, seamos honestos, 3 o 4 son los que mueven masas, los que convocan más gente, y los que "alimentan con grandes talentos" a nuestra querida y reconocida selección nacional. Y mejor me quedó aquí, porque si comienzo a hablar de la selección, mi querida y fiel computadora va a pagar las consecuencias.
Cuando hay un clásico, es falso que la mitad del país se paraliza, es falso que el Perú está dividido, es falso que la gente deja de trabajar por ver el partido. Totalmente falso. Cuando hay un clásico, los más pirañas y más avezados delincuentes salen de sus cuevas para hacer de las suyas; cuando hay un clásico, los entrenadores y dirigentes se dicen de todo, como marido y mujer en plena pelea por la falta de billete para la comida. Cuando hay un clásico, solo los que somos fulbo-dependientes nos enganchamos de la primera señal que haya -radial o televisiva o internet- para no perdernos ese lindo espectáculo de patadas, de expulsados, de insultos, de peleas, y de bombas caseras; al resto, no le importa ni un pepino quien gane o pierda. Ellos son los más inteligentes y merecen mi respeto, están en su más sano juicio.
No hay que llegar a la huachafería, no voy a decir que somos los mejores del país, ni que somos invencibles, ni que somos una potencia internacional. Pero la U es la U. Es distinta a las demás. El amor que se siente a este equipo es indescriptible; por más que me haya hecho renegar más de una vez, por más que me haya hecho pelear con mis amigos más de una vez, por más que me haya hecho tragar unas goleadas de antología, por más que me haya hecho soportar las más feroces y atroces burlas de mis rivales aliancistas... no importa, la sigo queriendo, igual estoy ahí, porque la U es la U. ¿Seré fiel al castigo o seré un demente hincha crema sin remedio?. Aún no encuentro la respuesta, estoy en esas. Si alguien me puede ayudar, se lo agradeceré eternamente.
Pero, sin ánimo de ofender a nadie, ni mucho menos a mis mejores amigos... la U es la U.
domingo, 24 de abril de 2011
Todo empezó como jugando... nunca pensé quererte tanto
Y algún día tuvo que suceder. No supe cómo fue, pero pasó.
Esto del internet y la tecnología es una cosa impresionante. Hasta 10 años atrás nadie imaginaba que podíamos ser tan dependientes de un celular, ni escuchar más de 200 canciones en un aparato q no pesa ni 100 gramos, ni mucho menos familiarizarnos con palabras tan raras como "usb", "ipod", "chat", "bluetooth", "twitter" y un larguísimo etcétera.
Si alguien me ayuda a hacer memoria; por los años 1992 o 1993, nuestras queridas y amadas computadoras eran unos aparatos bien graciosos: eran grandes, pesadas, sin mucha memoria, con un disco duro q no almacenaba ni michi, un pantalla de color anaranjado chillón, y un diskette del tamaño de un sobre manila A4 (los famosos discos 5 1/4). Esas eran nuestras entrañables computadoras. Nada de webcams, tecnologia wi-fi, quemador de DVD, ni memorias usb.... osea, una completa desgracia. Y peor aun, si hablabas de Laptop, te veían como un bicho raro. Cosas de la vida. Sin embargo, seamos sinceros, gracias a esos mastodontes informáticos hemos hecho nuestras tareas en Wordperfect, nuestras caratulas en Print Artist, nuestros cálculos en Lotus, o nuestros primeros programas en Pascal (asu mare, q tales recuerdos).
Yo no quería, te lo juro que no, pero.....
Un chibolo de 15 o 16 años, en la actualidad, no es igual que un chibolo de 15 o 16 años de los años noventa. Mientras que nosotros alquilábamos una cabina de internet a 5 lucas la hora, los jóvenes de ahora navegan por la web usando su celular con tecnologia wap.
Confieso q desde la primera vez que vi una computadora, me quedé enamorado... como si hubiera visto a Valeria Mazza o Cindy Crawford en sus mejores tiempos. Me entró una curiosidad por saber cómo funcionaba esa cosa, qué monadas hacía, si era tan inteligente como la pintaban algunos. Y al menos, confieso, me impresionó. La primera vez q me senté frente a la pantalla y tenía ese teclado junto a mi (ni siquiera mouse había) me emocioné tanto que me imaginaba que trabajaba en la NASA o en una empresa super importante (ustedes saben, sueños de chibolo).
Sin embargo, debo reconocer, la tecnología no era mi fuerte, no era lo q yo quería seguir. Lo mio era otra nota, otra vaina... no se, a mi me gustaba la publicidad, el marketing, el manejo de ventas; ese tipo de cosas. No me imaginaba como vendedor o toca puertas, pero me gustaba esa nota de los comerciales y la creación de spots publicitarios. Seguro q a más de uno le ha pasado lo mismo, en una ciudad como la mía, donde no hay una gran variedad de carreras profesionales que estudiar, lo más lógico es agarrar tu segunda opción, tu otro amor, tu trampa o peor es nada. Y así fue, escogí los sistemas y la informática, casi casi, por resignación.
Perdóname, mi amor, perdónameeee... no puedo vivir sin ti
Y cómo es la vida, no??... uno se termina enamorando de quien menos lo piensa. Este amor es único, indestructible, resistente a todo. Los años siguen pasando y mi corazón sigue latiendo por ella, como la primera vez desde que la vi, (y la toqué).
Sin temor a equivocarme, mi PC debe ser una de las cosas que más amo -claro, a parte de mi colección de música-. Se ha convertido pare de mi, sin querer queriendo. Pero no solo amor a mi compu, sino también a las cosas que puedo hacer con ella. Gracias a la tecnología he podido ubicar a amigos de la infancia y del cole, después de haberlos buscado por aire, mar y tierra; gracias también a la tecnología puedo comunicarme con parientes que tengo desparramados por varios países del mundo. Gracias también a la tecnología he podido conseguir temas y música de diversos tipos... (y eso q no cuento las malas mañas q he aprendido).
Directamente o indirectamente, mi familia se ha enredado con la tecnología. Ahora mi vieja tiene celular, me habla del mp3, me pregunta sobre los hackers, y hasta quiere que le enseñe a transferir música mediante bluetooth... para q vean, ni en mis más remotos sueños imaginaba eso. Y de mi hermana mejor ni hablo, porque cada día que pasa, se vuelve una loca-maniática de los celulares y el hi5. Peor q yo.
Y es q la vida es así, un día estás arriba y otra estás abajo. La tecnología es así, un día aprendes algo nuevo y sorprendente, y a la mañana siguiente eso ya no te sirve para nada. Todo cambia. Todo se renueva. Como el amor que le tengo a mi PC.
Por eso, perdóname, mi vida, si alguna vez dudé de ti. Prometo serte fiel, en la felicidad y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad... ni el más desgraciado troyano y/o gusans podrá separarnos. Somos el uno para el otro, estaremos juntos; mientras Dios me de vida, y te de la memoria RAM que necesito y la conexión wi-fi banda ancha que deseo.
Si alguien se sintió tocado por esta nota, no se intimiden, escriban nomas. Todos empezamos así. Yo pensaba que nunca me atrevería a escribir algo como esto, pero ya ven, soy humano y tengo pecados como todos. Amén.